
Cuando nos decidimos a tener un cánido, debemos tener en cuenta todos los cuidados que esto implica. Para que el nuevo miembro de la familia pueda convivir adecuadamente, es imprescindible enseñarle una serie de reglas y reglas; de la misma forma que los humanos. Estas reglas pueden ir desde no subir al sofá, hacer pis en su lugar, no ladrar y que duerma en su cama y no en la nuestra, etc. Una de las acciones que más puede servir de enseñar a un cánido es de qué manera instruirlo para que venga cuando le llamamos y se trata de algo que es todavía más esencial cuando estamos fuera de casa. Queremos estar seguros de que podemos confiar en que nuestro cánido vendrá cara nosotros cuando de esta forma lo deseemos, para evitar sustos y sentir que no hace lo que le da la real gana. En Sabioz te explicamos de qué manera enseñar a mi cánido para que venga cuando le llamo.
Para que un cánido pueda aprender a sentarse, estirarse, que haga pis y también para que venga cara nosotros cuando le llamamos, debemos estar seguros de que le aportamos todas las cosas que precisa. Esto quiere decir que debemos estar cubriendo sus necesidades, no solo para que podamos enseñarle, sino para que sea un cánido feliz y con salud. Por ello, nuestro cánido debe llevar una dieta equilibrada, realizar el ejercicio preciso para su raza y edad y darle cariño y cariño, entre otras cosas. Si nuestro cánido se siente bien, será pero simple que no se distraiga en el momento de que requiramos su atención para enseñarle.

Debemos establecer una relación de confianza con nuestro cánido para que nos haga caso. Si nuestro cánido nos conoce, tendremos más posibilidades que nos preste atención cuando requiramos su atención. Antes de solar a nuestro cánido fuera de casa, debemos practicar en ella. Coge su juguete preferido y llama a tu cánido por su nombre al paso que le enseñas el juguete; cuando se acerque acaríciale y dile algo como «realmente bien» para que lo asocie a la vera de una caricia con una acción buena. Prueba esto diferentes veces, probablemente verás que cuando le lanzas el juguete no regresa a devolvértelo, pero ahora no tratamos de enseñarle esto, sino de que regrese cuando le llamamos, con o sin el juguete.

Una opción que acostumbra a resultar realmente eficaz es servirte de galletas específicas para perros para dárselas en forma de premio. Di el nombre de tu cánido enseñándole la galleta en la mano y dile algo como «ven aquí». Cuando se aproxime prémiale dándole la galleta y diciéndole «realmente bien», como señalábamos en el punto precedente. Puedes repetir múltiples veces esta acción, aunque probablemente al final tu cánido se canse de venir. Es esencial no pasarse con las galletas y reducir en proporción el alimento que vayamos a darle después para que no coma más de la cuenta. Lo esenciales es que comprenda la relación entre que venga a nosotros y premiarlo, de esta forma como la caricia y el refuerzo verbal «realmente bien». Esto va a facilitar que nuestro cánido lo comprenda.

Debemos ser muy frecuentes y no desesperarnos, aunque a veces sintamos que nuestro cánido no nos hace caso. Si percibimos que nuestro cánido esta desconcentrado, trata de procurarlo de nuevo en otro momento; recuerda que debe tener sus necesidades cubiertas. Cuando estemos en casa formando a nuestro cánido a venir cuando le llamamos, debemos evitar posibles distracciones. Lo mejor es estar en un espacio no muy grande, con escasos objetos y en el que solo os encontréis el cánido y tú.
Una de las contestaciones más atinadas a de qué manera enseñar a mi cánido para que venga cuando le llamo es no enfadándose. A veces puede resultar frustrante, pero si cada vez que nuestro cánido no nos hace caso siente que le estamos castigando o percibe en nosotros una actitud negativa, podrá provocar todavía un mayor rechazo en él cuando le llamemos. Si llevamos un buen rato intentándolo, debemos tener en cuenta que nuestro cánido se fatigará, con lo que lo mejor es dedicarle una media hora aproximadamente, o dependiendo de de qué manera veamos que nuestro cánido responde. Es muy esencial fortalecer su buena conducta con una contestación positiva, esto es, premiándole.

Una vez hemos conseguido que nuestro cánido venga a nosotros cuando le llamamos en casa, podemos probar fuera de casa, por primera vez, en un lugar que no sea extremadamente abierto, con el objetivo de que no pueda escaparse. Las primeras veces, podemos ejecutar la acción con una correa extensible y, si vemos que responde adecuadamente, soltarlo y probar con el procedimiento explicado anteriormente. Si está con otros perros será más difícil que nos haga caso, con lo que estar a solas con nuestro cánido y la familia, la como el cánido también conoce, puede ser una buena opción. Recuerda premirarle cada vez que venga a ti, junto unas caricias y el refuerzo verbal «realmente bien».
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