
Una de las opciones mejores a la que podemos recurrir para quitar el agobio, las tensiones amontonadas, los dolores de espalda y combatir una mala circulación sanguínea, entre otras cosas, es al masaje sueco. Se trata del masaje más conocido y empleado en todo el planeta que tiene como principal objetivo compensar el cuerpo de forma natural, tonificándolo y relajándolo por completo, además de esto de favorecer la mejora de la circulación sanguínea. ¿Quieres saber sensiblemente más sobre de qué manera es el masaje sueco? Sigue leyendo este artículo de Sabioz y podrás descubrir en qué consiste, cuáles son sus beneficios y de qué forma se realiza una sesión de masaje sueco.
Qué es un masaje sueco
El masaje sueco, creado por el médico sueco Henrik Ling, es una de las técnicas de masajes más viejas y populares en el planeta entero que tiene su origen en las civilizaciones china, egipcia, hindú y, singularmente, en la greco-romana. Hoy en día, se trata de una modalidad que ha servido de base para la mayoría de técnicas de masaje terapéutico.
Pues bien, el masaje sueco consiste específicamente en la aplicación de masaje (movimientos suaves o fuertes) por todo el cuerpo siguiendo siempre y en todo momento el sentido contrario de la circulación sanguínea. Con ello, se busca favorecer la salud física y sensible del paciente, centrándose sobre todo en progresar el flujo de la sangre, la actividad cardiovascular y, por consecuente, el funcionamiento del corazón.

Beneficios del masaje sueco
Como ya hemos adelantado, el masaje sueco es una técnica terapéutica excelente para tanto para la salud física como mental, pues reporta rebosantes beneficios entre aquéllos que destacan:
- Mejorar y activar la circulación sanguínea.
- Proporcionar un relajamiento muscular profundo.
- Estimular los tejidos de la piel, mejorando la apariencia de esta.
- Acelerar la circulación linfática.
- Reducir y calmar determinadas enfermedades musculares fruto de contracturas, tensiones y nudos.
- Reducir el tejido seboso, favoreciendo la firmeza y elasticidad de la piel.
El masaje sueco puede ser una buena opción para tratar contracturas, esguinces y distensiones musculares, inconvenientes de mala circulación, artrosis, lumbalgias, dolores de espalda, como ser un ideal complemento para tratamientos anticelulíticos o los deportivos indicados para fortalecer y fortalecer la musculatura del cuerpo.
Cómo se hace un masaje sueco
Para efectuarte un masaje sueco, el profesional te señalará que te desvistas o te quedes en ropa interior y te cubrirá con un sábana dejando observable aquella zona que va a masajear en ese momento. Se usan aceites o cremas, que se calientan anteriormente con las manos, para evitar la fricción con la piel y hacer que la experiencia sea más agradable.
A lo largo del masaje, se combinan diferentes movimientos que se aplican siempre y en todo momento contra la circulación sanguínea. Los movimientos más propios del masaje sueco son los próximos:
- Effleurage: se deslizan las manos con las manos abiertas y los dedos sutilmente flexionados sobre la piel en dirección al corazón. Sirven para relajar y calmar el cuerpo y calentar los músculos.
- Petrissage: movimiento similar al de un amasamiento. Relajan de manera profunda y también incrementan la circulación.
- Presión de puntos: se emplea el dedo pulgar para presionar aquellos puntos en los que el paciente siente molestias fruto del agobio y la tensión amontonada.
- Fricción profunda: movimientos circulares en los que se generan fricciones para calamar la tensión.
- Rodillos: se pellizca suavemente un área específica de la piel.
- Tapotament: se golpea la zona con la palma de la mano, normalmente al final del masaje.
- Cepillado con los dedos: los dedos se ponen tal como si fueran un peine y se deslizan ejercitando una presión suave con la punta de los mismos.

Contraindicaciones del masaje sueco
Para poder favorecerte al máximo del masaje sueco es recomendable que asistas a un centro especializado y con experiencia en el ámbito. Así mismo, debes tener en cuenta que este tratamiento está desaconsejado en pacientes que sufren:
- Inflamaciones agudas.
- Enfermedades hemorrágicas o cancerosas.
- Afecciones de la piel y el pelo.
- Traumatismos con heridas abiertas.
- Patologías vasculares.
- Problemas en el corazón.
- Úlceras internas.
- En la fase aguda de las afecciones reumáticas.
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