
Quienes viven con estas mascotas no dudarían en afirmar enseguida que los perros sienten las emociones humanas y que sus animales, ciertamente, se acercan a ellos en aquellos momentos en los que están tristes, decaídos o apáticos, tal como si supiesen que algo no está bien.
Pero aunque la experiencia de los dueños es esencial, la ciencia deseaba comprobar el funcionamiento cerebral de los animales ante estímulos como la risa o el sollozo humanos, todo con la intención de determinar si, ciertamente, hay un reconocimiento de estas emociones alén de la pura curiosidad. ¿Te preguntas si los perros sienten las emociones humanas? Sigue leyendo por el hecho de que en el artículo de Sabioz.com te lo explicamos.
La contestación a la gran pregunta
Quienes conviven con perros saben que su mascota siempre y en todo momento se aproxima cuando lloran, cuando están tristes y hasta cuando están apáticos o enfermemos. Pero hasta el momento muchos científicos mantenían la hipótesis de que los perros lo hacían realmente por curiosidad y que no eran capaces de percibir o simpatizar con las emociones humanas como lo hacemos nosotros.
Sin embargo diferentes estudios han demostrado que esta creencia es falsa y que, ciertamente, los perros sienten las emociones humanas y son capaces de distinguir entre una risa, el diálogo normal o el sollozo. Esto explica por qué tu mascota se aproxima a ti y busca consolarte cuando percibe que algo no está bien, recordemos que los perros, tras siglos de domesticación, tienden a tener una actitud sumisa ante sus dueños, singularmente si perciben alguna emoción fuera de lo común.

Interesantes estudios que verifican esta teoría
Diversos estudiosos han querido comprobar de qué manera reaccionan los perros ante diferentes estímulos relacionados con sus dueños, motivo por el que se han realizado diferentes estudios que nos dejan hacernos una clara idea.
Resonancia para determinar la reacciones olfativas
El neurocientífico Gregory Berns de la Universidad de Atlanta, decidió emplear por primera vez la resonancia imantada para valorar de qué manera reaccionaba el cerebro del can frente a los olores familiares y los ignotos. Así pudo demostrar que el cerebro del can activa una zona conocida como el núcleo caudado, el centro de recompensa cerebral, cuando olisquea aromas que le son familiares y que no presenta esta reacción al oler a personas ignotas.
En el cerebro humano el núcleo caudado es la zona que reacciona ante estímulos como el amor romántico o la belleza, en consecuencia resulta interesante que el can pueda reaccionar justo en esta zona al percibir los olores de su hogar o de sus dueños.
Pero ¿y de qué manera reaccionan al sollozo de las personas?
Con este estudio de base, un equipo de la Universidad Eotvos Lorand de Budapest, aplicó la resonancia imantada a 11 perros para observar su contestación ante 200 sonidos de humanos y perros, al paso que hicieron lo mismo con 22 personas expuestas a los mismos conjuntos de sonidos. El resultado fue increíble: la corteza auditiva de perros y humanos responden de la misma forma frente a los sonidos de risas o lloros, determinando que los animales son capaces de reconocerlos tanto como nosotros.
Esto no quiere decir que humanos y perros compartan los mismos sentimientos, pero sí que nuestras mascotas pueden distinguir meridianamente cuando estamos felices y cuando no, razón por la que se acercan a nosotros para acompañarnos y probarnos su cariño cuando perciben que algo no está bien.
Otras pruebas
El departamento de psicología de la Universidad de Goldsmiths en Londres también condujo una investigación al respecto. Con la ayuda de 18 perros, sus dueños y personas ignotas, se evaluó la reacción de los animales frente al sollozo.
En esta investigación algunos participantes simulaban durante 20 segundos dialogar de forma normal, al paso que que otros pretendían estar llorando. Cuando la persona observada hablaba el can no manifestaba ninguna reacción, no obstante cuando los participantes comenzaban a plañir la mayoría de los perros reaccionó de forma similar: se acercaron para procurar tener contacto físico con ellos y reconfortarlos, independientemente de si era su dueño o un desconocido. Esto sirvió para comprobar que, ciertamente, los perros se acercan a nosotros cuando lloramos intentando brindarnos compañía o apoyo.
Ahora ya lo tienes claro, tu can sabe cuando lloras y quiere hacerte sentir que tienes un amigo cerca, siempre y en todo momento listo para apoyarte.

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